jueves, 21 de noviembre de 2013

Hablando y opinando sobre "La Ira"

Nadie gana sino con daño de otro: se detesta a los felices y se desprecia a los desgraciados; los humillados por los grandes humillan a los pequeños; a todos animan diferentes pasiones, y todo lo destruirían por leve placer o ligero provecho. Esta es vida de gladiadores que habitan en común para pelear unos con otros. Esta es sociedad de fieras, exceptuando que las fieras son mansas entre sí y se abstienen de desgarrar a sus semejantes, mientras el hombre quiere la sangre del hombre. En una cosa sola se distingue de los animales: en que estos deponen su furor ante el que les lleva el pasto, mientras que la rabia del hombre devora a los que le alimentan. Nunca cesará de irritarse el sabio si una vez comienza. Lleno está todo de crímenes y vicios, y se cometen muchos más de los que pueden corregirse con la coerción. Trabada esta empeñada lucha de maldad, diariamente aumenta el apetito del mal y va siendo menor la vergüenza. Desterrando todo respeto de lo honesto y lo justo, la pasión se precipita a su capricho, y ya no se ocultan los crímenes en la sombra, sino que caminan a la vista: la depravación se ha hecho tan común, y de tal manera domina en los corazones, que la inocencia no es escasa ya sino nula. Acaso son pocos y raros los que violan la ley? Por todas partes, y como a señal dada, precipítanse todos para confundir el bien y el mal.

Lucio Anneo Séneca. De la ira. Libro segundo. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
www.cervantesvirtual.com

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A día de hoy es tan evidente la maldad que hay en la mayoría de las personas, que pocas veces nos damos cuenta de que lo que hacemos, tal vez esté mal hecho, pues esa inocencia que teníamos, poco a poco ha ido desapareciendo y no queda ni un ápice de bondad en nuestros corazones. Es más, ¿nunca os habéis fijado en que la gente nos mira "raro" cuando hacemos algo bueno por alguien? El ejemplo más común está a la vista de todos; ¿cuántos hemos sido los que hemos pensado en darle unas monedas a alguien que está pidiendo en la puerta del supermercado? Muchos ¿verdad? Y cuando pensamos en voz alta nuestro acto de buena fe, la persona o personas que nos acompañan nos contestan con un "para qué le vas a dar nada, que busque trabajo como todos y que no se ponga a pedir" o "no le des nada, que seguro que se lo gasta en alcohol y drogas".
¿Veis?, hasta nuestras conclusiones e impresiones de la gente que no conocemos tienen maldad sin darnos cuenta.
Ahora mismo, nos daría igual pelear, alzar la voz, e incluso levantar la mano a nuestros padres, esos que nos dieron la vida y que nos han estado alimentando y cuidando durante todo este tiempo desde que llegamos al mundo, solo por creer que comportándonos de esa manera, nos haremos respetar y llegar a tener el mismo derecho que ellos. Al igual que cuando nos enzarzamos en una discusión con nuestros hermanos pequeños, solo por que pensamos que, al tener más edad que ellos, podemos hacerles ver que están bajo nuestro mandato y que deben hacer lo que nosotros les ordenemos.
Son tantas las cosas que hacemos con tal de liderar a muchos, que no nos damos cuenta de las consecuencias que trae consigo el pelear con alguien que supuestamente vemos inferior a nosotros.
Y sí, visto así da mucho que pensar, pues todos sabemos que si nos comportamos dejando que la ira se apodere de nuestra razón, así se comportarán nuestros hijos con nosotros y con el resto del mundo; y cada vez irá a más, entonces esa inocencia y bondad, si que desaparecerán por completo destruyendo una parte de nuestra esencia humana y frágil.
¿Realmente queremos esto para nuestros descendientes? ¿El dejar un mundo en el que reine la maldad y la ira?
Está claro que no, pero no caemos en la conclusión de que con una sola palabra cargada de ira podemos hacer mucho daño y llegar a corromper a un alma que aún sigue en perfecto estado de bondad, convirtiéndola en una persona horrible y llena de ira.

                                             
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Uno de mis trabajos de cultura clásica, "filosofeando" al limite y sacando conclusiones de textos que han sido escritos hace miles de años... (si alguien tiene alguna opinión al respecto, es libre de escribirla en los comentarios)

miércoles, 30 de octubre de 2013

Playing to fall in love...

Mi historia es sencilla… bueno, eso creo, la verdad no estoy seguro de que en mi vida la sencillez sea parte de mí…
En primer lugar voy a presentarme, pues que sería de un relato sin tener una leve descripción de su personaje principal, creo que no sería lo justo por mi parte, contar mi historia sin dar apenas un dato sobre mí mismo.
Mi nombre es Engjëll Rënë¹, sé que es bastante raro, pero proviene del albanés, tiene un significado curioso, pues tal vez ese fue mi pasado en la vida… pero no entremos en detalles. No soy muy bueno para describirme a mí mismo, así que diré lo que se suele decir en estos casos. Físicamente soy de piel blanca, ojos marrones y cabello oscuro, soy de estatura mediana y sin tener tapujo alguno, diré que estoy delgado y mi cuerpo no será el de un guerrero griego, pero tampoco es el de un niñito de mediana edad, diré que estoy bastante bien…
Bueno, ya basta de halagos hacia mi persona, y empezaré con mi historia de una vez…
Todo empieza un jueves, o quizá viernes, que mas da… como cada tarde, yo estaba esperando esa llamada que me haría salir de mi apartamento y desplazarme a algún antro de mala muerte para embriagarme y seducir a alguna joven virgen e inexperta, pero no os hagáis una idea equívoca de mi persona, no me prostituyo ni soy “gigoló” ni ninguna de esas historias que de por medio hay sexo sin compromiso. Nada que ver, yo solo soy acompañante de mujeres, aunque, con la diferencia de que mi vida se desenvuelve en círculos de gente adinerada y bastante importante e influyente.
Sentado en aquel sofá viejo, pasaba mis horas frente al televisor, cambiando canales y con una botella de ron añejo en la mano. Eran las ocho de la tarde, y en ese momento que estaba mirando el reloj, sonó el teléfono, ahí estaba mi llamada, la que estaba esperando como cada día…
  • Dime Jaque, ¿algún trabajo para mi esta noche?
  • Ajá, de acuerdo
  • ¿Y dices que es hija de Emmanuel von Löschen?
  • Es un trabajo muy delicado ese, ¿lo sabes verdad?
  • Jaque, tu sabes que yo jamás he podido amar a ninguna mujer, pero no puedo prometerte nada, pues ya sabes de mi debilidad por esa jovencita…
  • Lo se, lo se…
  • Entonces a las diez de la noche donde siempre. Ahí nos veremos.
A veces pienso que Jaque es como si fuera mi madre… tan atenta y tan regañona… pero bueno, es su trabajo, el que yo este perfecto cada noche.
Bueno ya era hora de ir preparándose para salir, así que lo primero, una ducha, cuando termino, con la toalla anudada a la cintura, voy a mi habitación y busco la ropa que esta noche llevaré. Opto por un traje negro, con camisa negra y corbata verde oscura, con unos zapatos negros. Sencillo pero elegante.
Las nueve y media, justo a tiempo, como siempre. Me pongo la gabardina negra y busco las llaves de mi coche, salgo de casa y voy hacia mi coche. Miro la hora en el reloj y me doy cuenta de que han pasado quince minutos y yo aún seguía en la otra punta de la ciudad. Subo al coche y sin vacilar empiezo a correr y esquivar los coches y peatones que hay por las calles, debía llegar puntual, y no importaba cuantas multas me llevara el día siguiente.
Llegué, y aun tenía unos minutos para relajarme. Salgo del coche, me apoyo y me fumo un cigarro. Hacía tantas horas que no fumaba que me sentía con ganas de más, pero no era propicio el fumar tanto. A lo lejos veo a Jaque, termino mi cigarro, lo tiro al suelo y lo piso. Empiezo a caminar hasta donde esta ella, aunque me detengo un segundo al ver que no esta sola. A su lado estaba aquella joven, Lúa von Löschen². Se la veía tan perfecta y delicada, con ese cabello negro como la noche, esos ojos verdes que te hipnotizaban y podías llegar a matar y cometer un parricidio si ella te lo pedía, aquella figura tan perfectamente esculpida por las manos del mismísimo creador del mundo, parecía estar hecha con un único patrón que, al terminar, destruyeron para que no hubiera ninguna otra copia de ella misma. Lo cierto es que, aquella joven siempre me transmitía una sensación de felicidad que nadie lo había conseguido antes.
Me acerqué a ellas con paso decidido, saludé, como buen caballero y Jaque me presentó oficialmente a la señorita Lúa.
  • Este apuesto caballero será vuestro acompañante esta noche – le explicó Jaque.
  • Un placer conocerla señorita von Löschen – dije con amabilidad.
  • El placer es mío… - dijo Lúa esperando escuchar un nombre.
  • Discúlpeme, mi nombre es Engjëll Rënë – terminé de decir.
  • Bueno, pues hechas las presentaciones, vayamos dentro que empieza a hacer frio aquí fuera – dijo un poco aturdida Jaque.
Entramos dentro de aquel antro para ricos, la verdad que aquellos sitios, por muy acostumbrado que estuviera, no me agradaban mucho, prefería un lugar donde la palabra fornicar estuviera menos rechazada o tal vez escuchar frecuentemente tales palabras como “te voy a matar maldito bastardo”. Pero bueno, perdón por la intrusión de mis gustos más barriobajeros y cochambrosos…
La verdad me llamaba la atención la forma de caminar de aquella mujer, bien mirado, si te parabas un segundo a observar sus pasos, a cada paso que daba, sus tacones se clavaban en el piso con tal crueldad que más de un masoquista estaría ansioso por ser el piso donde ella caminaba… lo curioso de todo, es que a pesar de ese pequeño detalle, se movía con tal soltura y delicadeza que todo lo demás quedaba obsoleto.
Por mi mente frecuentaban muchos pensamientos lujuriosos y bastante sucios con respecto a esa joven, no podía evitar tenerlos, pues cada vez que ella estaba cerca de mí, me incitaba a hacer cualquier locura… y la que ahora mismo rondaba por mi cabeza era bastante morbosa. Imaginaos a vosotros mismos teniendo sexo salvajemente con una mujer perfecta encima de aquella mesa tan sumamente pequeña que solo cabían los cubiertos, la copa y el plato para un comensal. Pero bueno, la noche seguía siendo joven y aquella preciosa mujer debería cancelar sus planes de dormir en su casa…
Bueno, creo que me adelantaré con toda la historia, pues la verdad es bastante aburrida, esas reuniones de la “jet set” que dicen, nada tienen que ver con lo que se ve en las películas. Así que no os agobiaré con esa bazofia de reuniones.
La noche terminó como esperaba, Jaque mirándome con ojos de asesina en serie y yo acompañando a la señorita von Löschen a un hotel donde quizá culminaría mi búsqueda desesperada de una mujer a quien amar eternamente.
Llegamos al hotel, donde sus paredes estaban esculpidas en piedras de pizarra, toda la estancia era de color negro y algún detalle en blanco, casi imperceptible, pero es cierto que aquel hotel era uno de los más caros, importantes y bellos de toda la ciudad. Pero vamos a lo que necesitáis saber y leer con vuestros propios ojos y vuestra mente sucia y morbosa.
Subimos a la suite de aquel hotel, no recuerdo a qué altura estaba, pero desde allí se podía observar prácticamente toda la ciudad…
Lúa desapareció de mi vista unos minutos, fue a ponerse algo más cómoda, ya me entendéis. Mientras yo estaba observando toda la estancia, todo al mínimo detalle, no faltaba nada. Pocos segundos después, apareció casi desnuda, apenas una fina capa de seda mas bien transparente cubría su delicado cuerpo.
Mis ojos la miraban intensamente, y mi cuerpo la buscaba a ella, necesitaba saciar mi sed de sexo con aquella mujer. Y al parecer, ella tenía los mismos planes que yo aquella noche. Lúa se acercó a mi con decisión, y cuando estaba apenas a dos milímetros de mis labios me susurró pegando sus labios con los míos: “tómame”.

Siento deciros que, lamentablemente, he de dejaros con la intriga de cómo fue aquella noche, pues ciertamente, a día de hoy, no voy a desvelar las intimidades de mi mujer…

¹ Juego de palabras en albanés, cuyo significado es Ángel Caído”.
² Juego de palabras en gallego y alemán, su significado es Luna Clara, llevando el título que antiguamente se otorgaba a las familias de renombre alemanas (von = de).


domingo, 10 de junio de 2012

Tu Historia o la mía?



No se si realmente será mi historia, pero quizá haya algo en ella que refleje una parte de mi...
Cuentos para no dormir, dramas y puñales clavados a traición, es todo lo que mi alma guarda en un rincón... Pero de que sirve lamentarse si realmente es lo que todo el mundo hace...

Todo empezó hará cosa de un par de meses como poco, yo estaba encerrada en un laberinto sin salida del que pocos meses después, encontraría la salida, aunque como todo reto, dejando mi mente destrozada...
Alguien me la presentó y me dijo que se iba a quedar con nosotros un tiempo, como siempre, puse buena cara, pero siempre había alguien que habla de la gente que conoce alguna faceta de las personas y te dan su versión, sin pararse a conocerla. Puede que una vez entablas conversación con esa persona que acaba de llegar a tu grupo de amistades sea amable, simpática, o por el contrario una arpía mal educada... No es el caso, pero siempre hay gente así.
Los días pasaban y yo, como siempre, pasaba la mayor parte del tiempo en aquel laberinto sin salida, buscando a tientas una ventana por la que respirar y ver la luz del día. Pero siempre había momentos en los que realmente me lo pasaba bien en aquel oscuro laberinto, quizá porque encontraba alguna cosa que hacer para calmar mi mente. Aunque todo el mundo sabe que a pesar de esa oscuridad que te desorienta, siempre encuentras un haz de luz que por unos instantes te devuelve a la realidad...
Buscaba algo con lo que entretenerme la mayor parte del tiempo, pero muchas veces ese laberinto se convertía en un caos... Pero, dejando a un lado mi laberinto infernal... he de decir que cuando por fin encontré esa salida, tuve que cerrar los ojos porque la luz me cegaba, y hasta que me acostumbré a ella, andaba a tientas como si estuviera de nuevo en el laberinto... pero mi familia me tendió la mano y pude avanzar junto a ellos, dando paso a la luz en mi nueva etapa de la vida, y a ellos les debo tanto...
Pero... a día de hoy, siento un gran vacío en mi interior del que no estoy segura de llenar por el momento, pues aún recuerdo esa angustia que pasé en aquel laberinto y no quiero toparme de nuevo en las entrañas de esa oscuridad...
Se que todos pensarán que mi vida gira en torno a la oscuridad más abrumadora, pero no es así, solo que aún permanece en mi ese miedo y esa inseguridad de encontrarme con el Minotauro que se esconde al acecho para llevarme de vuelta al laberinto del que tardaré demasiado tiempo en salir.
Volviendo a lo que realmente quería contar en esta historia...
Os dije que dos meses atrás me presentaron a alguien que se quedaría un tiempo en la familia, aun no se si será definitivo o volverá a emprender de nuevo su camino, pero esa persona, a la que llamaré Thyra, me hizo cuestionar mis principios, y ver mas allá de toda coraza que cada persona se crea, me hizo pensar tantas cosas que jamás me había parado a pensar que, aunque tenga que reconocerlo, tenía razón en todo, sobre todo, en algo que me dijo “Puedo ser la perra más grande y luego tragarme todo el veneno” esas palabras me llegaron a lo más profundo, porque reflejaron su verdadero yo... llegando a la conclusión de que aunque su aspecto y su comportamiento fueran de mujer fatal, en un rinconcito de su corazón, se encontraba una persona sensible y tierna...
Muchas personas la odian y no la soportan, y muchas otras la quieren como si de una de las siete maravillas del mundo se tratara... para mi, es como lo segundo que nombré...
Pero... porque siempre hay un pero en todo... mi día a día está dedicado a mejorar como persona y a dar lo mejor de mi en el campo de batalla que es la vida... No hay tiempo para laberintos ni paraísos, tan solo para montañas rusas y monólogos llenos de sarcasmos y risas... ¿Quién sabe si en poco tiempo vuelva a sentir esa necesidad de perderme en el paraíso para después encerrarme en la oscuridad del laberinto sin darme cuenta? Solo espero que si el guardián de mi corazón decide entregarlo a alguien, que sea alguien que realmente se gane su simpatía y su respeto antes de dárselo al primer peregrino que pase por ahí...


* Thyra – protector en griego (por si las dudas)

viernes, 27 de abril de 2012

The Story Of His Life


Le mira a los ojos y suelta una carcajada “¡jajaja! Deja ya de mirar mis orejas” mete la mano al bolsillo de su pantalón y saca una cajita, la abre y empieza a liarse un porro. “¿Quieres?” le ofrece amablemente y al ver que niega con la cabeza contesta “mejor, más para mi”, le da una calada e inhala hasta que se queda sin aire.
“Bueno, te contaré el por qué de mis orejas, pero no es nada agradable” traga saliva y vuelve a darle una calada al porro. “Todo empezó hace hoy dieciocho años; está bien, para que nos vamos a engañar, no te mentiré, hoy celebro setecientos años que nací, se que no lo creerás pero así es” se sube el cuello de la gabardina y se coloca el gorro de lana tapándose las orejas. “Mi familia...” se para a pensar unos segundos y continua “mi madre, me engendró en un sucio establo, es triste creerlo, pero así es, ahí nací yo, entre la paja y las heces de los caballos, recuerdo como mi madre me contaba que cuando nací, tenía las orejas puntiagudas y eso se debía a que su familia eran elfos, y por eso es que heredé esa parte de ella, las orejas y su gran corazón” hizo una nueva pausa, alzó la vista y no pudo resistir las ganas de volver a reír, aquel individuo seguía sin creer ninguna palabra, pero daba igual, su historia era cierta y la iba a contar le gustase o no.
“Bien, como veo que tienes tanto interés en mi historia, proseguiré con ella” vuelve a hacer una pausa para darle una nueva calada al porro, mientras el humo sale de sus pulmones haciendo un dibujo. “Cuando nací, solo estaba mi madre conmigo, siempre viví con ella, los dos solos, y siempre en guardia, pues tenía miedo de los lobos que acechaban cada noche buscando algo de comer. La verdad que, ahora que lo pienso, es algo extraño lo que me ocurrió aquella noche” hace de nuevo una pausa, le da la última calada al porro, mira al cielo y suelta el humo, baja la mirada al porro y con un golpe seco con los dedos, lo lanza lejos de él. “Recuerdo que salí al porche a mirar la luna, junto a mi madre, como cada noche solíamos hacer y mientras hablábamos recordando todos los momentos que habíamos pasado juntos, fijé la vista hacia el bosque que se perdía en la oscuridad, vi dos sombras y cada vez se acercaban más, advertí a mi madre sobre la presencia de aquellas dos sombras, tenía miedo, pues apenas era un niño de diez años, y cuando mis ojos enfocaron a aquellas dos sombras, pude observar que dos lobos estaban a pocos metros de nosotros, nos miraban, y yo podía sentir la fuerza que emanaba de sus peludos cuerpos, no tenían intención de atacar, pues parecían tranquilos, recuerdo que me levanté y los lobos dieron unos pasos hacia atrás, pero se quedaron ahí.” Hace una pausa y saca de su bolsillo un paquete de tabaco “¿quieres?” le pregunta amablemente mientras le da uno, coge su encendedor y le se lo ofrece, luego se enciende su cigarrillo, “bueno, el caso es que mientras nos miraban los dos lobos, el cielo se estaba oscureciendo por las nubes, que taparon la luna por completo y en aquel instante vi como aquellos dos lobos se empezaban a retorcer del dolor, convirtiéndose en humanos, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, tenía ganas de huir dentro de la casa, pero algo me lo impedía, entonces empecé a caminar hacia ellos, sin detenerme, con la vista fijada en aquellas personas; recuerdo que mi madre siguió mis pasos y cuando llegué allí, me paré en seco, y vi a esas dos personas desnudas, un hombre y una mujer, de edad mediana, supuse que no deberían tener más de veinte años, me quedé paralizado, escuché como aquella mujer gemía de dolor y mi instinto me dijo que corriera a casa, y así lo hice, corrí tanto como mis cortas piernas podían, entré en la casa, agarré unas mantas y volví a salir hacia donde estaban, vi a mi madre acercarse a ellos y mientras recitaba unos versos en un idioma que yo desconocía, una luz verde subió desde el cuerpo de aquellas personas hasta donde mi vista alcanzaba” Mientras relataba aquella historia, una lagrima caía por su mejilla, le dio una calada al cigarrillo y prosiguió con el relato. “Cuando llegué de nuevo al lugar donde se encontraban, les puse las mantas protegiéndolos del frío, y me quedé allí con mi madre y ellos un buen rato, hasta que pudieron levantarse.” Da una calada al cigarro. “Los llevamos a casa y a pesar de mi corta edad, mi madre me dijo que preparara café, y les ofrecí una taza a cada uno, me lo agradecieron, y el hombre empezó a hablar, nos dijo que nos sentáramos en las sillas y que escuchara lo que tenían que decirnos; sus palabras me dejaron atónito, pues él dijo que había estado vigilándonos todo este tiempo, que sabía el día exacto en el que había nacido, sabía también muchas cosas de mi vida, como que conocía a mi madre, conocía mi nombre... me dijo que el nombre que me dio mi madre lo había elegido él, Nebraska.” Hizo una nueva pausa y terminó el cigarrillo que fumaba, lo dejó caer al suelo y lo pisó con la bota. “Aquella noche descubrí muchas cosas que yo ignoraba, y ambos me abrieron los ojos, pero el colmo de todo fue cuando el hombre me reveló que era mi padre, no podía creer todo aquello, recuerdo que miré a mi madre y vi que tenía los ojos llenos de lágrimas. Y así es como por fin supe la verdad de toda mi historia, entendí de donde provenía mi fuerza y mis pasión por ayudar a los enfermos. Y creer que siempre pensé que el buen olfato que tenía era común en todas las personas...” Soltó una carcajada. “Bueno, ya te conté todo lo que debías de saber, ahora... me encantaría escuchar tu historia, pero la verdad es que me muero de hambre...” Miró a aquel individuo a los ojos y con la agilidad que poseen los lobos, lo agarró de los hombros y le mordió el cuello, dejando sus dientes clavados en la débil carne humana, y mientras aquel hombre iba muriendo poco a poco, él disfrutaba del tentempié de la noche. Cuando sació su hambre, limpió sus labios con la manga de su gabardina. “Humanos, tan ingenuos y a la vez tan sabrosos...” Se encendió un cigarrillo y fue caminando por la calle oscura hasta que, finalmente se encontró con su madre que lo estaba esperando calle abajo, dejando los restos de aquel hombre en mitad del camino. “¡Qué! ¿Ya has cenado hijo?” le preguntó su madre. Él soltó una carcajada y abrazó a su madre, acto seguido siguieron caminando por aquella calle oscura hasta que desaparecieron en la noche.


lunes, 19 de marzo de 2012

La cruda realidad



Gritas, lloras y nadie te escucha, tu voz acaba quebrándose y dejas de emitir sonido alguno. Sigues insistiendo en gritar con todas tus fuerzas, pero tu voz quedó en silencio hace rato. Lágrimas recorren tus mejillas arrastrando consigo el maquillaje negro de tus ojos.
Por tu espalda sientes como algo se precipita haciendo un surco, quemándote, notas como va enfriándose poco a poco, y queda pegado a tu piel como si de la cera de una vela se tratara; en tu cintura sientes un pequeño circulo de calor que al contacto con tu piel te quema, como si de un cigarrillo se tratara, en tu cuello notas los dientes de alguien que te desgarran la piel y se llevan consigo un pedazo de tu cuerpo; y por tu abdomen sientes como las uñas de alguien se clavan y arrastran tu piel dejándote en carne viva unas marcas que te escuecen al contacto con el aire. Tienes miedo, estas atada de pies y manos y tus ojos los cubre un trozo de tela que te impide ver lo que ocurre.
No dejas de llorar y vuelves a gritar con el poco de voz que aún te queda cuando notas como alguien te pellizca y retuerce tus pezones. Crees que todo está acabando, pero te das cuenta de que solo es el principio de una tortura que acabará con tu vida...
Estás sentada en una silla, cuando de repente alguien te agarra del pelo y hace que te levantes, un empujón te lleva de bruces contra una pared, mientras sujetan tu cara con una mano, al mismo tiempo sientes un cuerpo masculino pegado a ti, rozando tu piel; tu lloras, pides que paren, no aguantas más y deseas morir en aquel mismo instante. Tu oído se agudiza al máximo y escuchas deslizarse una cremallera, sientes un empujón, pero esta vez dentro de ti, seguido de varios golpes secos, tu cuerpo se estremece y sientes como si te desgarraran por dentro... Varios minutos después, esos golpes se detienen, ese hombre te da la vuelta y hace que caigas de rodillas al suelo, te tira del pelo para que grites y abras la boca por los gritos, pierdes la respiración al  sentir que algo se introduce en tu boca, notas la fricción que hace al entrar y salir, cada vez más deprisa y cuando se detiene piensas y rezas porque todo haya terminado, un líquido viscoso y caliente te inunda la boca, se resbala por tus labios y tienes ganas de vomitar, pero ese algo dentro de tu boca te lo impide.
Vuelves a agudizar el oído y escuchas como aquel hombre dice “traga, zorra, traga” esas palabras perduran en tu cabeza como un eco de las suyas. Quieres desaparecer, e incluso llegar a morir en aquel instante, pero por más que tus deseos de dejar este mundo te llenen la cabeza en ese momento, nadie te hace caso, y tienes que hacer todo lo que te dice aquel hombre, así que a pesar de las nauseas que te provoca aquel líquido que aún sigue en tu boca, lo tragas. Vuelve a tirarte del pelo y gritas de nuevo. “¿Es lo que querías verdad?” escuchas sus palabras, empiezas a temblar y a llorar de nuevo. Te empuja contra el suelo y en aquel instante notas un golpe seco en tu estomago, a partir de ese golpe, pierdes la cuenta de cuantos recibes, logras abrir un poco los ojos y ves como aquel despreciable ser esta dándote patadas en el estómago con sus botas militares negras. No aguantas más y vomitas, y por si esto fuera poco, y creías que toda tu angustia terminaba aquí, no es así, un último golpe certero en tu cabeza hace que pierdas la consciencia de todo lo que te rodea. Tu cabeza cae al suelo y por momentos un charco de sangre empieza a rodearte.
Ojala hubieras muerto en aquel momento verdad?...
Las violaciones son algo que está a la orden del día, en cada rincón del mundo, y lo peor de todo, es que nadie hace nada por evitarlo.
Varios meses de cárcel y fuera, volverá a hacerlo, con otra mujer, y quizá, la próxima mujer a la que viole, la conozcas o puede que seas tu misma...




lunes, 20 de febrero de 2012

El diario de Noa


- Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, todo a cambio de un segundo juntos, porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte...
Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír, donde el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y todo lo demás no importaba, sólo nosotros. Y quiero hacer de estos días junto a ti momentos que no pueda olvidar jamás...
Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo y me hacen volar... Y es que no hay nada más mágico que un segundo a tu lado, porque MAGIA eres tú...

                       

viernes, 17 de febrero de 2012

Carnaval en Manhattan


Era la mejor noche de todas, aquella noche iba a beber, fumar, bailar... y quizá con un poco de suerte me llevaría a casa a alguna mujer...
Esa noche, se celebraba la mejor fiesta de la ciudad, era la noche de Carnaval. Las familias adineradas reservaban todas las salas de baile, y allí estaría “la creme de la creme”.
Pero eso es lo de menos, a la fiesta que iría yo, poca gente la conoce, aunque si es cierto que también se verían caras conocidas, como por ejemplo, la mía. Y no es por presumir ni nada, pero a mi persona se la conoce por mi don de gentes y sobre todo por la lista interminable de mujeres que han pasado por mi cama. Se que no es algo de lo que enorgullecerse, pero gracias a eso se me conoce en todos los rincones de la ciudad... Si realmente supiera la gente de donde provengo, muchas personas se lo hubieran pensado antes de conocerme. Pero eso tampoco viene al caso...
Esa noche iba a ser el momento cumbre de mi vida, ya que apuntaría a lo más alto. En esa fiesta aparecería de un momento a otro la mujer más deseada y cotizada de todo Manhattan, Lilith von Dämon, hija del multimillonario Nicholas von Dämon. Aquella joven era la última pieza de mi rompecabezas y con la que culminaría la vida que he llevado durante los últimos cinco años. Si todo iba según lo planeado, aquella noche, Lilith caería en mis brazos.
Pero, adelantemos un poco más la historia...
Nueve de la noche, todos terminaban de cenar en los restaurantes más famosos de la ciudad, yo, por el contrario, había cenado en mi casa a la luz de una vela, a solas, tan solo con la compañía del servicio y mi mejor amigo y niñero en mi infancia, Zachary.
Al terminar la cena, fui a mi habitación a arreglarme, sacaría del armario aquel traje negro que dejé olvidado en lo más alejado del armario y le añadiría una capa negra y plateada junto con un bastón con la empuñadura de oro. Y sin olvidarme de la mascara, una replica exacta de la obra de teatro “El fantasma de la ópera”. Dejaría mi cabello dorado suelto, sin más.
A las diez en punto salía de mi casa y me subía en la limusina que tantos recuerdos me traía y donde tantas mujeres habían caído desesperadas por mi lujuria. Veinte minutos más tarde estaba a una manzana de la fiesta, donde le dije al chófer que parara ya que donde iba era un local clandestino y solo se podía entrar con invitación y mucha discreción. Me apeé y seguí andando hasta la siguiente manzana.
Una vez dentro todas las personas de aquella fiesta se giraron para ver quien entraba y por supuesto, la mayoría de mujeres me saludaron con una sonrisa de placer en sus rostros. Pero la que realmente me interesaba, estaba en la última mesa del local, hablaba con otras mujeres, a las que, por supuesto, ya había conocido muy íntimamente. Me acerqué con paso firme y saludé con esas dulces palabras que tanto gustaban a las mujeres.

- Buenas noches señoritas, ¿cómo va la noche?

Todas aquellas mujeres rieron con picardía.

- No tengo el placer de conocerla, si pudiera dedicarme unos segundos para saber su nombre, me haría la persona mas dichosa de toda la fiesta. - me acerqué a Lilith y le agarré la mano para besarla.
- Mi nombre es Lilith von Dämon, hija de Nicholas von Dämon.
- Disculpe que la tutee pero una joven como usted no merece que la traten como si de una vieja se tratara. - le dije con el mayor respeto que me habían inculcado. - ¿Eres tu la mujer a la que medio Manhattan desea tener a su lado íntimamente verdad?
- No sabría decirle, pero quizá sea cierto lo que sus palabras y rumores dicen.
- ¿Me permitiría acompañarla esta noche?
- Primero... me agradaría conocer su nombre.-
- Es considerable su petición, mi nombre es Alexandra Raven, y supongo que habrá oído de mi persona, aunque quizá todos los rumores sean bastante libertinos.
-Tiene razón, esos rumores que han llegado a mis oídos son un tanto lujuriosos, pero no descarto que usted sea una persona humilde.
- Me alaga Lilith. Si hiciera el favor de acompañarme a otra mesa donde podamos entablar una conversación las dos solas...

Lilith se levantó y se excusó con sus amigas, y me acompañó por toda la estancia del local a una mesa más retirada y en la penumbra.
Pasamos toda la noche hablando y bebiendo. Y mi meta estaba por llegar. Al rato de estar allí, salimos las dos del local, hice una llamada a mi chófer el cual nos recogió en la puerta y nos llevó a mi casa. Cuando llegamos fuimos a la biblioteca y serví un par de vasos bajos con wisky y un hielo. Tenía que dar el paso para que cayera en mis manos y disfrutar de una noche de pasión y frenesí.
Pasada media hora, Lilith me incitó a que la llevara a la cama con otra finalidad que la de dormir. A la que por supuesto acepté encantada.
Os contaría lo que pasó con gusto, pero no puedo desvelar lo que sucede en mis dominios más íntimos. Solo puedo deciros que aquella noche sucedió algo que ninguna de las dos podríamos explicar, nos enamoramos y a pesar de nuestros sentimientos, jamás pudimos estar juntas. Pero aquella no fue la única noche que compartimos habitación...

Humildemente me tengo que despedir aquí...
Gracias por deteneros un momento para leer mi última aventura libertina...