lunes, 19 de marzo de 2012

La cruda realidad



Gritas, lloras y nadie te escucha, tu voz acaba quebrándose y dejas de emitir sonido alguno. Sigues insistiendo en gritar con todas tus fuerzas, pero tu voz quedó en silencio hace rato. Lágrimas recorren tus mejillas arrastrando consigo el maquillaje negro de tus ojos.
Por tu espalda sientes como algo se precipita haciendo un surco, quemándote, notas como va enfriándose poco a poco, y queda pegado a tu piel como si de la cera de una vela se tratara; en tu cintura sientes un pequeño circulo de calor que al contacto con tu piel te quema, como si de un cigarrillo se tratara, en tu cuello notas los dientes de alguien que te desgarran la piel y se llevan consigo un pedazo de tu cuerpo; y por tu abdomen sientes como las uñas de alguien se clavan y arrastran tu piel dejándote en carne viva unas marcas que te escuecen al contacto con el aire. Tienes miedo, estas atada de pies y manos y tus ojos los cubre un trozo de tela que te impide ver lo que ocurre.
No dejas de llorar y vuelves a gritar con el poco de voz que aún te queda cuando notas como alguien te pellizca y retuerce tus pezones. Crees que todo está acabando, pero te das cuenta de que solo es el principio de una tortura que acabará con tu vida...
Estás sentada en una silla, cuando de repente alguien te agarra del pelo y hace que te levantes, un empujón te lleva de bruces contra una pared, mientras sujetan tu cara con una mano, al mismo tiempo sientes un cuerpo masculino pegado a ti, rozando tu piel; tu lloras, pides que paren, no aguantas más y deseas morir en aquel mismo instante. Tu oído se agudiza al máximo y escuchas deslizarse una cremallera, sientes un empujón, pero esta vez dentro de ti, seguido de varios golpes secos, tu cuerpo se estremece y sientes como si te desgarraran por dentro... Varios minutos después, esos golpes se detienen, ese hombre te da la vuelta y hace que caigas de rodillas al suelo, te tira del pelo para que grites y abras la boca por los gritos, pierdes la respiración al  sentir que algo se introduce en tu boca, notas la fricción que hace al entrar y salir, cada vez más deprisa y cuando se detiene piensas y rezas porque todo haya terminado, un líquido viscoso y caliente te inunda la boca, se resbala por tus labios y tienes ganas de vomitar, pero ese algo dentro de tu boca te lo impide.
Vuelves a agudizar el oído y escuchas como aquel hombre dice “traga, zorra, traga” esas palabras perduran en tu cabeza como un eco de las suyas. Quieres desaparecer, e incluso llegar a morir en aquel instante, pero por más que tus deseos de dejar este mundo te llenen la cabeza en ese momento, nadie te hace caso, y tienes que hacer todo lo que te dice aquel hombre, así que a pesar de las nauseas que te provoca aquel líquido que aún sigue en tu boca, lo tragas. Vuelve a tirarte del pelo y gritas de nuevo. “¿Es lo que querías verdad?” escuchas sus palabras, empiezas a temblar y a llorar de nuevo. Te empuja contra el suelo y en aquel instante notas un golpe seco en tu estomago, a partir de ese golpe, pierdes la cuenta de cuantos recibes, logras abrir un poco los ojos y ves como aquel despreciable ser esta dándote patadas en el estómago con sus botas militares negras. No aguantas más y vomitas, y por si esto fuera poco, y creías que toda tu angustia terminaba aquí, no es así, un último golpe certero en tu cabeza hace que pierdas la consciencia de todo lo que te rodea. Tu cabeza cae al suelo y por momentos un charco de sangre empieza a rodearte.
Ojala hubieras muerto en aquel momento verdad?...
Las violaciones son algo que está a la orden del día, en cada rincón del mundo, y lo peor de todo, es que nadie hace nada por evitarlo.
Varios meses de cárcel y fuera, volverá a hacerlo, con otra mujer, y quizá, la próxima mujer a la que viole, la conozcas o puede que seas tu misma...




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